EL SANTA CLAUS VERDE.
por: Héctor Ugalde
¡Debía darse prisa!
El hombre con disfraz de Santa Claus caminaba
apresuradamente bufando
por el esfuerzo a que sometía
su voluminoso cuerpo. ¡Ya son las seis!
¡y prometí comenzar a las
cinco!
De pronto, al llegar a una esquina, se topó
de frente con un Santa
Claus verde.
Las panzas chocaron, los hombres rebotaron, y
el Santa Claus rojo
cayó.
El Santa Claus verde comenzó a reir Juááááááá
Juááááááá Juááááááá
los ojos girando
descontroladamente.
El hombre con el disfraz rojo trabajosamente
se puso de pie pidiendo
disculpas, pero al ver que el
otro Santa Claus no sólo tenía verde el
traje sino la piel, cayó al
suelo desmayado.
El Santa Claus de color verde, que no era
otro que un marciano, miró
al hombre en el suelo, giró los
ojos, y rió: Juááááááá Juááááááá
Juááááááá
El marciano disfrazado de Santa Claus verde
leyó la mente del hombre
desmayado. Así se enteró de la
costumbre de disfrazarse de Santa Claus
cada Navidad para ir de casa en
casa visitando a los niños de cada
familia, y darles un regalo.
Tomó el saco de regalos y se encaminó a la
primera casa.
¡Era divertido! El marciano llegaba a una
casa, tocaba, le abrían la
puerta ¡y entonces comenzaba el
show!: las personas se desmayaban,
chillaban o corrían llevándose
de la mano a sus hijos.
Pero en una casa no sucedió lo mismo. Los
padres huyeron, pero el
niño se quedó.
El niño se quedó mirando asombrado al Santa
Claus verde que había
hecho salir corriendo a sus
padres.
El marciano acercó su cara verde a la del
niño, e imitándolo abrió los
ojos como platos, a
continuación giró los ojos, se agarró la panza y rió
Juááááááá Juááááááá Juááááááá
"¡No! ¡No! ¡Santa Claus se ríe así:
JoJoJoJo!"
El marciano miró fijamente al niño, guiñó un
ojo, giró el otro, y
soltó un Juááááááá Juááááááá
Juááááááá
"¡Bueno! ¡Ríete como quieras!"
El marciano se puso serio, luego esbozó una
leve sonrisa, y poco a
poco comenzó a girar los ojos,
primero lentamente y después más aprisa
hasta que sus ojos eran
manchones borrosos, por último se tiró de
espaldas riendo: Juááááááá
Juááááááá Juááááááá
El niño rió y aplaudió.
"¿Por qué eres de color verde? ¡Santa
Claus es de color rojo!"
El marciano alzó una ceja al girar un ojo, y
manteniendo fijo el otro
se carcajeó: Juááááááá
Juááááááá Juááááááá
"¡Tú sí me caes bien!"
"¿Cómo te llamas?"
El marciano se rascó la cabeza, giró un ojo,
luego el otro, y rió
Juááááááá Juááááááá Juááááááá
El niño suspiró y sonriendo dijo:
"¡Bueno! ¡Te voy a llamar
Juááááááá!"
El niño y el marciano salieron
a la calle divirtiendose como enanos.
Había veces en que el marciano
se teletransportaba desapareciendo de un
lugar, y apareciendo en otro.
El niño pensaba:
¡Qué padre sería eso de
aparecer y desaparecer a su antojo!
¡Así les ganaría a todos cuando
jugaran a las escondidas!
De pronto llegó la policía.
Mientras los padres del niño lo agarraban
firmemente,
el niño gritaba:
"¡Yo quiero ir con Santa Claus!"
y el Santa Claus verde fue
metido a la patrulla.
Pero antes de que los policías subieran al
auto, el marciano
desapareció. Los policías
entraron a la parte de atrás buscando al Santa
Claus verde. En ese momento el
marciano apareció al frente, al volante
de la patrulla, arrancó el
coche y aceleró.
Al llegar a un cruce de calles los policías
gritaron:
"¡Alto! ¡Detente! ¡El semáforo esta en
rojo!"
pero el marciano en lugar de
frenar, aceleró. Los policías sólo vieron
por el espejo retrovisor cómo
giraban los ojos del marciano que reía
Juááááááá Juááááááá Juááááááá
El auto chocó contra un camión, el marciano
atravesó el parabrisas sin
romperlo, rebotó en una pared y
regresó volando a la patrulla. Luego
activó la sirena, giró los ojos
siguiendo el ritmo de las luces de la
patrulla y volvió a reir
Juááááááá Juááááááá Juááááááá
Luego desapareció...
La ciudad era un caos, el marciano quería ver
todo, se
teletransportaba al lugar que
deseaba, hacía locuras, giraba los ojos,
y se reía Juááááááá Juááááááá
Juááááááá
Esa noche, justo a la media noche, inició la
invasión extraterrestre a
la tierra por miles de
marcianos verdes, telépatas, telequinéticos
y locos...
¡Ahh! Y disfrazados de Santa Clauses
verdes... Pues los habitantes
verdes del planeta rojo
resultaron ser daltónicos.
¡Algún defecto debían tener! ¿No?
FIN
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